Cuando los depredadores de sueños leen en el muro del lenguaje, lo exploran, exponen sus articulaciones y adiciones, se encuentran con lagunas en el significado. Están interesados en los lugares donde decae el muro lingüístico. Rastrean los rudimentos desgastados que se han caído. Saben que estos solo son notados por soñadores y poetas.
Cuando los ladrillos del lenguaje se disuelven, se desmoronan, cuando sus contornos se lavan, cuando permanecen inactivos, pueden desplegar su valor inestimable en los sueños como piedras angulare.